Uno de los problemas que ocurren con relativa frecuencia durante la limpieza de grandes caries es que por la proximidad de la caries al nervio o pulpa dental se realice una exposición de la misma y aparezca, dificultando el tratamiento a realizar y empeorando el pronóstico a largo plazo del mismo.
Tradicionalmente, estos casos requerían de la realización de un tratamiento de conductos o endodoncia, pero actualmente, gracias al uso de la magnificación con el microscopio podemos saber si la pulpa o nervio presenta inflamación no reversible que nos esté condicionando la realización de un tratamiento de conductos, con las repercusiones que esto conlleva para nuestro diente o muela.
Clínicamente lo que el operador puede apreciar cuando se da uno de estos casos, es que al realizarse la exposición no habrá sangrado pero el nervio tiene un aspecto rojo pálido, puesto que si existe sangrado a través del pequeño orificio o bien nos encontramos una "cavidad vacía" estaremos ante una pulpitis irreversible o necrosis pulpar, que son dos supuestos que exigen la realización de una endodoncia.
Una vez establecido el diagnóstico, el tratamiento a realizar consiste en la aplicación de MTA directamente sobre la exposición, una base protectora con ionómero de vidrio y el composite que terminará el tratamiento conservador. Tras esto deberá realizarse una monitorización del caso con controles periódicos de sensibilidad para valorar el correcto funcionamiento de todo el tratamiento, y descartar a largo plazo la necesidad de una endodoncia.